La Plata y su historia junto a la Masonería.
El 19 de noviembre de 1882, como resultado de una ideación admirable, la ciudad de La Plata se constituía en un hito mundial.
Dardo Rocha Arana la imaginó como un modelo urbanístico único en el mundo, y con la intervención de notables Masones de la época, la creación de la ciudad se forjó como un proyecto de innovación y establecimiento de un ideario de progreso, integración y amplitud. Algunos de esos hombres relacionados con la fundación de la Ciudad son ampliamente reconocidos, como es el caso del propio Rocha o Pedro Benoit, aunque otros no han tenido el mismo honor de permanecer indelebles en nuestra conciencia colectiva.
La Ciudad de La Plata fue inicialmente diseñada en 1881, a partir de un concurso de varios proyectos bajo lema, provenientes de diversos países, como Bélgica, Chile, Alemania, y por supuesto, Argentina. El 22 de noviembre se decidió por el proyecto “La Plata”, del profesor Hubert Stier, de Hamburgo (Alemania). Estando definida ya la concepción estética y formal de la futura urbe, restaba determinar el nombre que designaría a la ciudad.
Más tarde, el 15 de marzo de 1882, el agrimensor alemán Carlos Glade y su equipo, valiéndose de conocimientos de geodesia y trigonometría, tuvo como tarea delimitar el terreno de la futura Ciudad. Glade había sido iniciado en la Francmasonería el 27 de Septiembre de 1864, en la Logia “Germania” Nº 19, y resultó un prolífico masón, fundando luego la Logia “Teutonia” — de la cuál formaría parte el Dr. Alejandro Korn, cuya obra cumbre “La Libertad Creadora” nos legara su nombre.
Si bien la fundación de La Plata se encontraba prevista para el día 11 de septiembre, dadas ciertas imprecisiones en el trazado de Glade por dificultades que presentaba el terreno, el día se trasladó al 19 de noviembre de 1882.
Luego, el reconocido político, escritor y masón José Hernández (iniciado en 1865 en la Logia “Asilo del Litoral” N°18, de la ciudad de Paraná, Entre Ríos) fue quien propuso, el 18 de abril de 1882, en el marco de la indecisión general, mantener como nombre el lema de “La Plata”.
Sin embargo, se avizoraba la oposición de Domingo Faustino Sarmiento, quien en ese entonces era Presidente de la Masonería de Argentina y figura relevante de la realidad nacional, ya que la creación de la nueva ciudad importaba que competiera en importancia con Buenos Aires. Fue por ello que se optó por publicar artículos en el diario “El Nacional” (relacionado con la Orden), a fin de mostrar el deseo popular de la creación de la ciudad, y que los lectores pudieran aportar ideas sobre el proyecto. El arquitecto y Masón Juan Martin Burgos facilitó un plano de ciudad, de diseño cuadrado, parques repartidos simétricamente, atravesado por diagonales. Dardo Rocha y el ingeniero Pedro Benoit realizaron algunas modificaciones complementarias, descartando el aporte de Stier, y tras algunos perfeccionamientos finales, el plano cambió hasta quedar prácticamente idéntico al trazado de hoy día.
Justamente Pedro Benoit y Dardo Rocha, las dos grandes mentes que pasaran a la historia con la fundación de La Plata, fueron iniciados en la Masonería: Benoit, en la Logia “Consuelo del Infortunio” Nº 3, y Rocha en la Logia “Constancia” Nº 7. Ambos en el año 1858.
Si bien la fundación de La Plata se encontraba prevista para el día 11 de septiembre, dadas ciertas imprecisiones en el trazado de Glade por dificultades que presentaba el terreno, el día se trasladó al 19 de noviembre de 1882. La fundación fue una gran fiesta cívica, con invitados provenientes de distintas regiones. En esa instancia tan trascendente, la Francmasonería, a través de sus hombres, fue parte del proceso fundacional, depositándose en la urna enterrada en el corazón de la ciudad — la piedra fundamental — 16 medallas masónicas, pertenecientes a las logias L’Amie des Naufragés (fundada en 1852), Progress, Abraham Lincoln, y Caritá. El designado para sellar la urna fue el Masón Victorino de La Plaza, quien a la postre sería Presidente de la República entre 1914 y 1916.
La fundación de las Logias “Luz y Verdad” N° 79 y “La Plata” N° 80, se produjo casi a la par de la fundación de la ciudad, teniendo en aquellos años una marcada incidencia y profusa actividad en la vida civil. Posteriormente, ya durante el siglo XX, sucesos políticos y sociales condujeron a que estas cayeran en la inactividad durante varios años, a la par de un proceso de disminución de la membresía y del desarrollo de la actividad masónica en casi todo el país.
Las Logias Italianas, que se multiplicaban en Buenos Aires desde la década de 1850 debido a los hermanos migrantes, la sociedad de socorros mutuos “Unione e Fratellanza” (fundada en 1883) y la incipiente ciudad de La Plata, brindaron un escenario propicio para la creación de La Logia Stretta Uguaglianza/Eguaglianza. Enero de 1891 vió nacer el primer número de la revista Fascio Massonico Italiano. Dirigido por Florido Matteucci, el periódico se definía como “la voz de los hermanos [Masones] italianos que residían en La Plata”.
Tal fué la connotación por la labor de los “Hermanos Italianos”, que en la ciudad de Magdalena, en los primeros días de septiembre de 1895, se remarcó públicamente la estrecha conexión entre Garibaldi y la Masonería, colocando una placa de bronce en el monumento que estaba allí. Para esta ocasión se movilizaron todas las Logias Italianas de Buenos Aires junto con la Sociedad Nacional Italiana (incluyendo a las asociaciones vinculadas a ella), obteniendo incluso que el gobernador de La Plata reservara un vagón ferroviario para los miembros de la Stretta Eguaglianza dirigidos a la manifestación.
Los Hermanos de esta Logia hemos decidido asumir el desafío que demanda la hora, el de mantener vivamente vigentes los principios de Tradición, Honor, Tolerancia y Libertad, y extenderlos sin condicionamiento alguno, tanto al resto de los Masones, como a la sociedad toda. Para ello, hemos fundado la Respetable Logia Libertad Creadora, bajo los auspicios de la Delegación Magistral para Argentina de la Serenissima Gran Loggia d’Italia.
Esta Respetable Logia enaltece, reconoce y recuerda la proeza de los hombres que intervinieron en ese hito histórico, aquella demostración de proyección de futuro, entendimiento y progreso que implicó la fundación de la ciudad de La Plata, como una expresión urbanística única en el mundo, que expresa en toda su dimensión los ideales de la Masonería y el cabal ejercicio de sus herramientas simbólicas inculcadas a sus miembros.
