Jean-Paul Sartre

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Nació en París, Francia el 21 de junio de 1905. Huérfano de padre cuando tenía dos años, quedó al cuidado de su madre y abuelos maternos, de apellidos Schweitzer. Entre ellos, estaba Albert Schweitzer: un intelectual oriundo del entonces Imperio Alemán de fines del siglo XIX.

Estudió en la École Normale Supérieure (Paris — Francia), donde egresó de la carrera de filosofía en 1928, y conoció a la mujer que sería su compañera, Simone de Beauvoir.

Se interesó especialmente en una de las ramas filosóficas más resonantes de entonces: la fenomenología, hay quienes dicen que con su texto La trascendencia del ego (1938), Sartre introdujo aquel pensamiento fenomenológico en toda Francia.

Periodista entrevistando a Jean-Paul Sartre, 23 de octubre de 1964 luego de renunciar a recibir el Premio Nobel de Literatura. Fuente: Cordon Press.

En 1938 se publicó una de sus piezas literarias más famosas y con la que ya daba cuenta de su pensamiento filosófico, “La Náusea”. En esta obra de ficción divulgó algunos de los principios de aquello que lo consagró en el escenario de los intelectuales modernos de Francia: el existencialismo. sus postulados transformaron a Sartre en una celebridad del pensamiento europeo, ya que el existencialismo muy pronto se transformó en la filosofía de moda de ese momento.

En 1943, se editó, tal vez, la obra más importante de Sartre, “El Ser y la Nada”. Con este escrito profundizó las bases de aquel movimiento existencialista, en el que distingue algunos conceptos fundamentales como “el-ser-en-sí” (lo que es y no puede dejar de ser eso para ser otra cosa) y “el-ser-para-sí” (el ser que puede proyectarse y salir de sí; pero que también es y logra ser todo aquello que eligió).

“El hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace.”

— Primer principio del existencialismo, El Existencialismo es Humanismo.

Hizo de la filosofía y la literatura un compromiso con las luchas sociales y políticas. Filósofo, novelista, dramaturgo y ensayista. Fue además el padre del existencialismo: una corriente que dejó una profunda huella en el pensamiento moderno occidental. A su vez estaba convencido de que las personas vienen a este mundo para ser libres. Así Jean-Paul Sartre se convirtió en “el pensador de la libertad”.

Como dice Sartre, hay que recuperar esa libertad: “El hombre vive alienado, pero antes de alienarse fue libre. Es posible la alienación porque antes existió la libertad. Lo que hay que hacer es volverla a conquistar”.

Fundó la prestigiosa revista Les Temps Modernes, una de las publicaciones intelectuales de izquierda más influyentes de la posguerra. Llegó a tener 700 números, hasta 2018, dirigida por distintas editoriales francesas. Entre ellas, la emblemática Gallimard.

Revista “Les Temps Modernes” — Marzo de 1951

El 14 de octubre de 1964 Jean-Paul Sartre, envió una carta a la Academia Sueca (que además de los Nobel se ocupa de defender la pureza del sueco, por cierto) pidiendo que no se le concediera el premio. Escribía Sartre:

“Por razones que me son personales y por otras que son más objetivas, no quiero figurar en la lista de posibles laureados y ni puedo ni quiero, ni en 1964 ni después, aceptar esta distinción honorífica” .

Los miembros de la Academia no hicieron caso y pocos días después anunciaron al autor francés como ganador de Nobel de Literatura de aquel año. Sartre se reafirmó en su decisión, lamentando “profundamente” que el hecho se convirtiera en un escándalo, pero la Academia Sueca tomó su decisión en firme, a pesar del escrito enviado por el intelectual francés. “Por su trabajo, rico en ideas y lleno del espíritu de libertad y de la búsqueda de la verdad”, así se justificaba la designación del galardón el 22 de octubre, reconociendo la fuerte influencia que sus textos habían tenido a lo largo de las décadas pasadas. La institución no dejó de señalar que el premiado había declarado que no aceptaría el Nobel, pero insistió en que esta postura no invalidaba el premio.

En los setenta, su salud comenzó a tambalear y una progresiva ceguera lo apartó definitivamente de la lectura y escritura. Había terminado de escribir una obra más de crítica literaria, El idiota de la familia (1971–1972), dedicada a la vida y obra de Gustave Flaubert.

Hacia el final de su vida, comenzó a describirse a sí mismo como un «tipo especial» de anarquista.

Falleció el 15 de abril de 1980, a los setenta y cuatro años de edad, en el hospital de Broussais tras una enfermedad que lo había apartado de la dirección del periódico Liberation años antes. Fue enterrado el 20 de abril, rodeado de una inmensa multitud, más de veinte mil personas acompañaron el féretro hasta el cementerio de Montparnasse — París, donde descansan sus restos.

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