Invasiones inglesas — La Reconquista de Buenos Aires

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Las — Invasiones inglesas del Río de la Plata — fueron una serie fallida de intentos británicos por tomar el control de las llamadas — Colonias españolas — , ubicadas alrededor de la Cuenca del Plata (hoy parte de Argentina y Uruguay).

Se produjeron entre 1806 y 1807, en el marco de las — Guerras Napoleónicas — , cuando España era aliada de Francia.

Las invasiones se produjeron en dos fases. Un destacamento del ejército británico ocupó Buenos Aires durante 46 días en 1806, antes de ser expulsado. En 1807, una segunda fuerza asaltó y ocupó Montevideo, permaneciendo varios meses, y una tercera fuerza hizo un segundo intento de tomar Buenos Aires. Después de varios días de lucha callejera contra la milicia local y el ejército colonial español, en los que la mitad de las fuerzas británicas resultaron muertas o heridas, los británicos se vieron obligados a retirarse.

Los efectos sociales de las invasiones están entre las causas de la Revolución de Mayo.

Antecedentes

Pedro de Mendoza fundó la Ciudad de Nuestra Señora del Buen Ayre el 2 de febrero de 1536 como asentamiento español. El sitio fue abandonado en 1541, pero restablecido en 1580 por Juan de Garay, con el nombre de Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, y la ciudad se convirtió en una de las más grandes de América.

La South Sea Company recibió licencias comerciales en América del Sur en virtud del Tratado de Utrecht. Los británicos habían albergado durante mucho tiempo ambiciones en América del Sur, considerando el estuario del Río de la Plata como el lugar más favorable para una colonia británica.

Las — Guerras Napoleónicas — jugaron un papel clave en el conflicto del Río de la Plata. Desde el inicio de la conquista de las Américas, Inglaterra se había interesado por las riquezas de la región.

El conjunto de tratados de paz firmados en Suiza en 1795, llamado “La Paz de Basilea”, puso fin a la guerra entre España y Francia. En 1796, por el Segundo Tratado de San Ildefonso, España se unió a Francia en su guerra contra Gran Bretaña, dándole así motivo para ejercer acción militar en las colonias españolas.

Gran Bretaña aprovechó el impulso dado luego de la derrota de la flota franco-española en la batalla de Trafalgar, que obligó a España a reducir al mínimo sus comunicaciones navales con sus colonias americanas.

Históricamente, Buenos Aires había sido relativamente descuidada por España, que enviaba la mayoría de sus barcos a la ciudad de Lima, considerada en su momento para la Corona española como de mayor importancia económica.

Primera invasión inglesa

En 1805, el comodoro sir Home Popham recibió órdenes de escoltar la expedición dirigida por David Baird contra la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza (en la actual Sudáfrica), que estaba aliada con Napoleón. Con cerca de 6.300 hombres, la tomaron en enero de 1806.

Tras ello, Popham recibió nuevas órdenes del almirantazgo para patrullar la costa este de América del Sur, desde Río de Janeiro hasta el Río de la Plata, con el fin de detectar cualquier intento de contraataque. Sin embargo, Popham tuvo la idea de tomar el Río de la Plata con una acción militar similar a la realizada en el Cabo.

En una carta de Popham pueden leerse algunos fundamentos de su decisión estratégica:

“Un eminente comerciante de la ciudad de Londres, me informó (…) que Montevideo estaba muy indefenso, que mil hombres obtendrían fácilmente posesión de la plaza y de Buenos Aires”. A su vez comentaba en relación a un comerciante del río de la Plata “Él asegura que nunca ha habido en Buenos Aires mil soldados de línea, mientras que ha estado allí; que en este momento no concibe que pueda haber seiscientos en ambas Plazas; y que la disposición de los habitantes es tan adversa al gobierno existente, que ayudarán materialmente a la conquista de la Plaza.”

El virrey español, marqués Rafael de Sobremonte, había pedido refuerzos a la Corona española muchas veces, pero solo recibió un envío de varios miles de mosquetes e instrucciones para formar una milicia. Buenos Aires era entonces un gran asentamiento que albergaba aproximadamente a 45.000 habitantes, pero el virrey se mostró reacio a entregar armas a la población criolla.

Las mejores tropas habían sido enviadas al Alto Perú actualmente Bolivia para custodiar las fronteras de la sublevación de Túpac Amaru II, y cuando Sobremonte supo de la presencia británica en la zona envió las tropas restantes a Montevideo, considerando que el ataque sería en esa ciudad. De esta manera, los ingleses encontraron a Buenos Aires casi indefensa.

Sir William Carr Beresford — National Portrait Gallery of London

Los británicos, comandados por el general Sir William Carr Beresford, tomaron Quilmes, cerca de Buenos Aires, el 25 de junio de 1806 y alcanzaron y ocuparon Buenos Aires el 27 de junio. El virrey huyó a Córdoba con el tesoro de la ciudad, pero lo perdió ante las fuerzas británicas durante su fuga. Aunque su acción estaba en línea con una ley promulgada por el ex virrey Pedro de Cevallos, que requería que el tesoro se mantuviera a salvo en caso de un ataque extranjero, la población lo vio como un cobarde debido a ello.

Ante la huida del virrey y la aceptación de la situación por parte de algunos líderes políticos, religiosos y comerciantes, todo parecía estar encaminado al éxito militar y político de la operación inglesa. Pero para la abrumadora mayoría del pueblo sentía como una afrenta a su dignidad la presencia del invasor, y así comenzó a gestarse una resistencia armada para expulsar a las tropas ingleas.

Santiago de Liniers — PRODIM

El 4 de agosto de 1806, Don Santiago de Liniers desembarcó en Las Conchas, al norte de Buenos Aires, y avanzó con una fuerza mixta de tropas de línea de Buenos Aires y Milicia de Montevideo hacia la ciudad.

El 10 de agosto, tras haber tomado el control del punto estratégico de Miserere, Liniers intimó la rendición a Beresford con una carta que contenía los siguientes párrafos:

“Vengo a la cabeza de tropas regladas muy superiores a las del mando de Vuestra Excelencia y que no les ceden en instrucciones y disciplina. Mis fuerzas de mar van a dominar las balizas y no le dejarán recursos para emprender una retirada. La justa estimación debida al valor de Vuestra Excelencia, la generosidad de la nación española y el horror que inspira a la humanidad la destrucción de hombres, meros instrumentos de los que con justicia o sin ella emprenden la guerra, me estimulan a dirigir a Vuestra Excelencia este aviso, para que impuesto del peligro sin recurso en que se encuentra, me exprese en el preciso término de quince minutos, si se halla dispuesto al partido desesperado de librar sus tropas a una total destrucción o al de entregarse a un enemigo poderoso.”

Beresford se negó, manifestando que defendería su posición. Por lo que Liniers avanzo y tomó El Retiro, efectivamente ocupando las entradas norte y oeste de la ciudad, convergiendo luego sobre la Plaza Mayor

Las tropas británicas fueron obligadas a replegarse hacia el fuerte, recibiendo a su paso toda clase de metralla desde los techos y terrazas, escombros, piedras, agua o aceite hirviendo.

Ante estas acciones decisivas de los patriotas y la abrumadora superioridad numérica que presentaban, Beresford claudicó, rindiéndose el 12 de agosto de 1806.

En la Reconquista de Buenos Aires, una ciudadanía completamente heterogénea formada por hombres, mujeres, niños y ancianos; criollos, españoles, aborígenes y afroamericanos, se unieron para defender a su tierra.

Esto, sin lugar a dudas, marcó un hito en la conformación del sentimiento de Patria y el comienzo de la organización militar que finalmente culminó en la conformación de los ejércitos que pelearon por la independencia de Argentina.

Santiago de Liniers, relataría:

“Aquella multitud de pueblo que se me agregó en el corto tránsito de los mataderos de Miserere al ventajoso punto del Retiro, ocupado con denuedo, me facilitó derrotar y amedrentar al enemigo, por el singular esfuerzo con que sacaron a campo limpio la artillería detenida y atollada en los albardones y pantanos. Se fue aumentando considerablemente, así en el acampamiento del Retiro, como en las calles de la ciudad. De modo que me vi rodeado en la plaza mayor de un cuerpo inmenso de guerreros, cuyas voces de avance, avance confundían casi el estruendo de la artillería y llenaban de horror al enemigo.”

- Respetable Logia Libertad Creadora N° 57 — La Plata

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Respetable Logia Libertad Creadora N° 57
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El 22/04/2022, durante la Ceremonia de refundación de la Masonería Italiana en Argentina, la Logia Libertad Creadora N° 57 de La Plata -levantó Columnas -.

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