El Colegio Invisible
En la Inglaterra del Siglo XVII, un grupo de “Filósofos Naturales” comenzó a reunirse para compartir y promover el conocimiento a través de la observación y la experimentación. En aquella época, la superstición y la magia, eran la manera por la cuál la mayor parte de la población solía responder a todo lo que no podían explicar.
En este espacio, figuras como Francis Bacon y René Descartes, promovieron la Razón Científica para lograr cambiar el paradigma medieval, redirigiendo la dialéctica de la investigación de la búsqueda y establecimiento de verdades absolutas e irrefutables, hacia modelos explicativos de los fenómenos observables, y sus mecanismos.
Así surgió una de las primeras agrupaciones intelectuales del que se tenga registro.
Afirmando que el cuestionamiento y el autocuestionamiento son indispensables para el avance del conocimiento, y a eso se dedicaron los hombres del Colegio Invisible, que luego daría origen a la que hoy es la mas antigua sociedad científica del mundo, estos “Filósofos Naturales”, hoy llamados Científicos como Robert Boyle (el primer químico moderno), Robert Hooke (el primero en visualizar un microorganismo), y el arquitecto Christopher Wren (anatomista, astrónomo, geómetra y matemático-físico).
Su lema “Nullius in verba”, significa — En las palabras de nadie — (…)
Era una Institución sin paredes, sin domicilio fijo ni identidad declarada, los miembros se comunicaban a través de cartas, y comenzaron sus reuniones en Londres y después en Oxford; de esta manera se mantenían discretos y a la vez eran “colegiados”, porque trabajaban con un sentido de interés mutuo y respeto por el trabajo de los demás. Entre los mismos se abstenían de hablar de la divinidad o de política, tampoco se permitía expresarse sin claridad o transparencia. Era obligatorio compartir el conocimiento como un bien acumulativo.
Una protagonista recurrente en los intercambios entre colegiados fué la Alquimia, la gran precursora “operativa” de la Química. Esta agrupación trabajó arduamente en sentar bases sólidas, intentando deshacer el halo de pensamiento mágico que reinada sobre ella, al punto que Boyle describió a los escritos alquímicos como: “(…) libros herméticos que tienen oscuridades tan complicadas que pueden compararse con los acertijos escritos en código”. El lenguaje simbólico, altamente críptico de los textos conocidos, imposibilitaban replicar los experimentos, impidiendo confirmar o refutar las hipótesis y procedimientos planteados. Contrario al sentido de las reuniones del Colegio Invisible, dónde los miembros no solo anunciaban los resultados de sus experimentos sino que explicaban claramente como los habían ejecutado, de esta manera sus pares podían comprobarlos y cumplir con “la condición de falsabilidad o refutabilidad” (Karl Popper), afirmando que el saber no se aprueba ni se desaprueba, sino que se convierte en conocimiento cada vez mas confiable a través de un proceso que somete las afirmaciones a prueba.
En poco tiempo, los miembros del Colegio Invisible habían producido avances en Química, Biología, Astronomía y Física Óptica, también habían desarrollado o aportado mejoras a una serie de herramientas experimentales, incluidas: bombas neumáticas, microscopios y telescopios. Su insistencia en la claridad del método hizo que su trabajo y su comunidad fueran colaborativos y los nuevos métodos e ideas se convirtieron rápidamente en insumos para nuevos avances. Su obra construyo las bases de la fundación de la Royal Society o Real Sociedad de Londres para el avance de la Ciencia Natural, luego de que, en noviembre de 1660, anunciaran formalmente la formación de un “Colegio para la Promoción del Aprendizaje Experimental Fisico-Matematico”, que se reuniría semanalmente para discutir sobre ciencia y realizar experimentos.
Durante su segunda reunión, Sir Robert Moray anuncio que habían recibido la aprobación de la Corona, y el 15 de Julio de 1662 se firmo la patente Real que creó formalmente la “Royal Society of London”, convirtiéndose rápidamente en una red internacional para la investigación práctica y filosófica del mundo físico. Desde sus inicios, la Royal Society, ha tenido más de 8000 miembros y entre ellos mas de 280 premios Nobel, contando entre sus filas con personalidades prominentes como: Isaac Newton, Albert Einstein, Charles Darwin, Dorothy Hodgkin, Alan Turing y Stephen Hawking, entre otros.
Su lema “Nullius in verba”, significa — En las palabras de nadie — ; simboliza la voluntad de sus miembros de negar el dominio de la sabiduría establecida y comprobar todas sus afirmaciones utilizando los hechos realizados por la experimentación.
