9 de julio | Día de la Independencia Patria
La conmemoración de la independencia representa para un país uno de los hitos más trascendentes, y es un verdadero motivo de orgullo para sus habitantes, pues cada día que se celebra dicha fecha se reafirman la soberanía — en términos políticos — y la libertad — piedra fundamental de todo desarrollo y progreso, tanto individual como social -. Rememorando aquellos hechos, las sociedades construyen su identidad, sus valores comunes presentes, y proyectan los futuros.
Sin embargo, es relevante destacar que tales valores, por lo general, no le vienen dados a los pueblos ni a los individuos, y la historia así lo atestigua. En efecto, sobre todo las declaraciones independentistas de América Latina, han sido fruto de procesos prolongados, en los que la sucesión de pugnas e intereses total o parcialmente opuestos, las ideas políticas, económicas y hasta filosóficas, tomaron parte a lo largo de años de desarrollo, derivando finalmente en las proclamas independentistas finales que conocemos.
(…) Fernando VII de España, había regresado al trono en 1814, con la intención inequívoca de recuperar las colonias americanas (…)
Es en dichas circunstancias que la Masonería ha tomado parte esencial, no como institución, sino por medio de sus hombres, quienes abrevando en ella trasladaron sus ideales a la sociedad de la que formaban parte.
En el caso argentino, debemos recordar que Fernando VII de España, había regresado al trono en 1814, con la intención inequívoca de recuperar las colonias americanas, y hasta febrero de 1816 apartó a los gobiernos revolucionarios de México, Venezuela y Chile, en momentos en que la “Santa Alianza” impulsaba en Europa la restauración monárquica y luchaba ferozmente en contra de los movimientos liberales. Es en ese contexto que se convocó el Congreso en Tucumán, el cual estuvo signado por las pugnas intestinas que se vivían al interior de nuestro territorio.
En efecto, desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811, y hasta el Directorio de Alvear, la conducción porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo materialmente las tendencias confederales de la mayoría de esos pueblos del interior.
Las provincias fueron convocadas para reunirse en Tucumán y enviaron sus diputados, incluyéndose también al Alto Perú, por entonces en manos realistas. No participaron Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y la Banda Oriental, debido a diferencias políticas. En el Congreso predominaba un marcado sentir contrario a Buenos Aires y su evidente centralismo.
Las sesiones comenzaron el 24 de marzo de 1816, con Álvarez Thomas como Director Supremo, en la casa de doña Francisca Bazán de Laguna, siendo anunciado el comienzo por una salva de 21 cañonazos. Álvarez Thomas renunció, y el 16 de abril fue reemplazado por Antonio González Balcarce, quien también dimitió. El 3 de mayo, Juan Martín de Pueyrredón, Masón y liberal, hombre ilustrado de aquellos años, y unitario porteño, fue elegido Director Supremo, con el objetivo de pacificar y unir a todo el territorio.
Años antes había sido iniciado en la Masonería José de San Martín, quien estaría llamado a cumplir un decisivo rol en el proceso independentista latinoamericano. Fue iniciado Masón en la Logia Integridad de Cádiz, y formó parte luego de la Logia Caballeros Racionales Nº 3, donde alcanzó el grado de Maestro Masón el 8 de mayo de 1808. Participó de la fundación de la Logia Caballeros Racionales Nº 7 de Londres y de la reconocida Logia Lautaro, fue Venerable Maestro (Presidente) de la Logia del Ejército de los Andes, la Logia Paz y Perfecta Unión (Lima), integró la Logia Perfecta Amistad de Bélgica y la Logia de Ivry, en Francia. Fue quien organizó en Cuyo el Ejército de Los Andes, con el objetivo de recuperar Chile, y desde allí realizar un ataque por tierra y mar a Perú, donde se encontraba en ese entonces el principal foco realista en América del Sur.
Desde Cuyo, San Martín escribió a Godoy Cruz, representante de Mendoza en el Congreso, una carta con potentes palabras, de las más sentidas y significativas:
“¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? Es ridículo acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al Soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos”.
El 9 de Julio de 1816, el Congreso reunido en la ciudad de San Miguel de Tucumán de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata, declaró la Independencia de nuestro naciente país. Con dicha declaración se hizo una formal ruptura de los vínculos de dependencia política con la monarquía de España y se renunció a toda dominación extranjera. La Independencia fue proclamada el martes 9 de julio de 1816 en la casa propiedad de Francisca Bazán de Laguna, declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
Los diputados Esteban Agustín Gazcón, Teodoro Sánchez de Bustamante y José Mariano Serrano fueron quienes presentaron un plan, aceptado por todos los representantes, cuyos puntos fundamentales fueron la comunicación con todas las provincias para insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo; declarar la Independencia; discutir la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas; elaborar un proyecto de Constitución; preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo de armamentos a los ejércitos nacionales.
Tras una serie de medidas, y después de arduas discusiones acerca de la forma de gobierno, un día como hoy de 1816, a pedido del diputado jujeño Teodoro Sánchez de Bustamante, se discutió el proyecto de Declaración de la Independencia. Después de tres meses y medio de sesiones, el Congreso, bajo la presidencia del diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, iniciado Masón en la Logia Lautaro (y actuando después en la logia San Juan de la Frontera) proclamó la existencia de una nueva nación libre e independiente de España y de otras naciones: las Provincias Unidas de Sud América. El secretario Juan José Paso, Masón de la Logia Independencia, integrante de la Sociedad de los Siete y de la Logia Lautaro, preguntó a los congresales: “¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?”. Todos los diputados contestaron afirmativamente, y se labró el Acta de la Independencia.
“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración”.
Hoy, conmemoramos y rendimos justo homenaje a los hombres que levantaron las banderas de la libertad y la independencia, como pilares del progreso de los hombres y de las sociedades. Siendo así, recordamos las esclarecidas palabras del ilustrado sabio, a cuya obra cumbre debemos el nombre de nuestra Logia, el Dr. Alejandro Korn; quien en el cénit de su producción, “La Libertad Creadora”, expresó:
“Todavía prevalece la asimilación de doctrinas exóticas. Pero un pueblo con personalidad propia no ha de vivir en perpetua tutela; sus intereses, su índole, sus ideales, en hora propicia, han de hallar también una expresión propia. Por eso dedico la edición restringida y reservada de este libro, no como un ejemplo, sino como un estímulo, a los hombres jóvenes en cuyas manos se hallan los destinos de la cultura patria.”
Respetable Logia Libertad Creadora N° 57 — La Plata -.