20 de junio - Legado y Honor del Hermano Manuel Belgrano

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El 20 de junio es una fecha sumamente relevante para nuestra Nación, en la que se conmemora la creación de la bandera nacional. Esta es, evidentemente, una de las insignias que nos hermana como argentinos, y a la vez nos representa en los cuatro cuartos del globo. Tal es así que la Masonería ve reflejada en ella el respeto, el amor y la lealtad que debemos mantener para con nuestra patria y nuestros conciudadanos, sin que esto resulte en menoscabo alguno de otras naciones del mundo.

El Día de la Bandera se estipuló oficialmente el 8 de junio de 1938, con la sanción de la Ley 12.361, rindiéndose honores a quien fuera su artífice principal: Manuel Belgrano. La fecha elegida es, justamente, el día del fallecimiento del prócer, quien trascendió en 1820, para volverse eterno en su legado.

Manuel Belgrano: prócer y masón.

Manuel Belgrano nació en Buenos Aires, en 1770. Estudió inicialmente en el Real Colegio San Carlos (hoy Nacional de Bs. As.), y cursó la carrera de Derecho en las Universidades de Salamanca y Valladolid. Por su destacada labor profesional llegó a tener autorización del Papa Pio VI para leer literatura prohibida, como obras de Montesquieu, Rousseau, Quesnay, entre otros. También sería influenciado por los sucesos de la Revolución Francesa.

En 1810 fue vocal de la Primera Junta de gobierno. Entre 1811 y 1814 fue ldier del Regimiento de Patricios, y luego realizó expediciones militares en Paraguay y Uruguay. Su labor más destacada en la gesta por la Independencia fue la comandancia del Ejercito del Norte.

El recorrido masónico de Manuel Belgrano tiene menos datos certeros que el de otras figuras relevantes para Argentina, que también fueron masones. Se sabe que el artífice de la bandera nacional fue iniciado en la Logia Independencia de Buenos Aires, cerca del 1800. Luego formó parte junto a otros masones (como su primo Juan José Castelli) de la Sociedad de los Siete, que se reunía en la jabonería de Hipólito Vieytes, y también formó parte de la denominada Logia Ministerial (sucesora de la Logia Lautaro) en el proceso de emancipación. Posteriormente, según algunas fuentes, habría presidido la Logia Argentina (renombrada luego como Unidad Argentina) en Tucumán, mientras comandaba el Ejército del Norte.

“Mas allá de estas teorías sobre las tonalidades de la bandera, es indiscutible que Belgrano solicitó el 13 de febrero de 1812 el establecimiento del uso de la escarapela nacional con los colores celeste y blanco (…)”.

Retrato del Gral. Manuel Belgrano (Óleo sobre tela) — Atribuído a Casimir Carbonnier (1787–1873)

Surgimiento de la bandera argentina

La bandera nacional tiene una historia particularmente vasta, debido a las suspicacias que despertaron aspectos como su creación, hace ya 209 años, o la razón de la elección de sus distintivos colores. El motivo primigenio de la creación de la bandera no es completamente claro, pero su genealogía se rastrea hasta años previos a dicho suceso, en otras insignias que trataban de contener el incipiente sentimiento patrio. Algunas teorías son:

  • Insignias de la Revolución de Mayo: Bartolomé Mitre determina que los distintivos de la Revolución de Mayo fueron blancos y celestes, aunque esta afirmación es discutida, tomando como base un posible sesgo por la pertenencia del autor al Partido Unitario (que utilizó los colores celeste y blanco). Otros autores afirman que eran blancas y rojas.
  • Insignias de la Sociedad Patriótica: otra versión refiere a la sociedad creada por los hermanos Moreno, fundada en 1811 en el “Café de Marco”, histórico punto de reunión masónico. Según el también prócer deán Gregorio Funes, esta sociedad utilizaba distintivos celeste-blancos.
  • Por los colores de la Virgen de la Inmaculada Concepción: igualmente se habla de la herencia de las insignias patricias otorgadas por Juan Martin de Pueyrredón durante la invasión inglesa de 1806, tomando los colores de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
  • Colores borbónicos: otra especulación señala la toma del celeste y el blanco como estrategia para formar un gobierno provisional “pro-borbónico” (los colores pertenecían a la Casa de Borbón) durante 1810, dado que el Rey Fernando VII se encontraba prisionero, luego de la invasión napoleónica (el vacío de poder y la falta de legitimidad del Virrey Cisneros había sido el puntapié inicial de la Revolución).

Mas allá de estas teorías sobre las tonalidades de la bandera, es indiscutible que Belgrano solicitó el 13 de febrero de 1812 el establecimiento del uso de la escarapela nacional con los colores celeste y blanco, homogeneizando las divisas de los cuerpos del ejército y excluyendo el color rojo (utilizado también por los realistas, lo que generaba peligrosas confusiones). A fin de cuentas, el origen propio del celeste y el blanco como los colores patrios es imposible de determinar de forma fehaciente. También es innegable que la bandera resultaría heredera inmediata de la función que tenía asignada la escarapela. Sobre esto, Belgrano dijo:

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional.” (Oficio de Manuel Belgrano al Primer Triunvirato).

El pabellón nacional fue izado por primera vez en la Villa del Rosario (hoy Rosario) gracias a Belgrano, el 27 de febrero de 1812, aun con las resistencias de las autoridades porteñas que le ordenaron no utilizarla. Poco a poco, la bandera se convirtió en un símbolo que, en palabras de Belgrano, “complacía al pueblo y ya nos distingue de otras naciones”. Posteriormente la bandera fue adoptada por la Asamblea de 1813, y asumida como estandarte oficial recién en julio de 1816 por el Congreso Constituyente.

El izamiento estuvo a cargo del joven Cosme Maciel, la confección de la Bandera la hizo un grupo de damas liderado por Catalina Echevarría de Vidal y bendecida por el cura párroco Julián Navarro.

Incorporación del Sol Inca

En 1818, por definición del Director Supremo Juan Martin de Pueyrredón (y con la aceptación de Belgrano), se añadió el Sol de Mayo o Sol Incaico a la bandera mayor, con 32 rayos (16 flamígeros y 16 rectos). El agregado se dio en referencia a las jornadas revolucionarias de 1810, y también para establecer una relación con el motivo de las monedas acuñadas, aunque su peso simbólico es mucho mayor.

El Sol es un símbolo común a diversas tradiciones y culturas, y es realmente profundo en la mayoría de ellas como símbolo del verdadero Centro del Mundo, la unidad primordial y punto de partida de todas las cosas. La masonería, como recipiente de las más antiguas tradiciones iniciáticas, también toma al Sol como un símbolo relevante.

De esta forma, las tradiciones antiguas veían en el Sol el principio divino: podrían mencionarse casos como el Ra egipcio, Mitra persa, Helios griego, o Sol Invictus romano. Incluso el simbolismo cristiano reconoce en Jesús una figura de marcada índole solar. Mención aparte merece el Inti incaico, ya que en el caso particular de nuestra nación, la influencia incaica es clara. Incluso Manuel Belgrano promovió, infructuosamente, la estructuración del país en forma de monarquía constitucional con un heredero inca en el trono (propuesta conocida hoy como “Plan del Inca”). Inti fue la deidad más relevante del panteón inca, entendido como dios creador y protector, siendo también antecesor del Inca (Rey). Es decir, el monarca incaico era considerado literalmente hijo del principal Dios.

En todos los casos mencionados, el Sol simboliza elementos tan importantes para el hombre como lo son la Luz -que acaba con las tinieblas-, y el calor -que permite la vida-. Por esto, sus rayos pueden ser “vivificadores o aniquiladores según el caso”, en palabras del célebre autor René Guenón.

También destaca su relación con la concepción cíclica y solsticial. En el caso de la cultura incaica, hasta hoy se realizan las celebraciones de Inti Raymi. Esta celebración se da en el marco del solsticio de invierno, que marca el comienzo de un crecimiento de la influencia solar, entendida como puramente positiva. Es así que el tiempo transcurrido desde el solsticio hasta el final del verano es considerado la época de florecimiento y abundancia, y su contraparte, la época de dificultades.

Monumento hstórico nacional a la bandera (Rosario, Santa Fe) — Diseñado por los arquitectos Ángel Guido y Alejandro Bustillo, y colaboraron los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti.

Con estas breves menciones es posible apreciar el gran contenido simbólico que está presente en el estandarte nacional. Es justo decir que entre los varios hitos de su vida, Belgrano pudo condensar el sentir de un pueblo y los ideales masónicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad en la bandera, dando la posibilidad de que nos veamos unidos por y en torno a ella.

Es por ello que en este día, los Hermanos de la Respetable Logia Libertad Creadora N° 57 rinden honores al Ilustre Hermano Manuel Belgrano, uno de lo más trascendentes que ha dado nuestra Orden, y cuyo legado se mantiene vivo e inalterable.

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Respetable Logia Libertad Creadora N° 57
Respetable Logia Libertad Creadora N° 57

Written by Respetable Logia Libertad Creadora N° 57

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