11 de septiembre | Reconocimiento al Padre del Aula
Cada 11 de septiembre recordamos el fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento. Reconocido en nuestro país como el “Padre del Aula”, Sarmiento fue uno de los principales impulsores del sistema educativo del país. Además de maestro, fue periodista, militar, diplomático, escritor, gobernador, Presidente y masón.
Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811, en la ciudad de San Juan de la Frontera. Pasó gran parte de su vida en el exilio, retornando al país a mediados de la década de 1850, momento en el cual comenzó a intensificar su participación en la vida institucional argentina.
Como educación formal, Sarmiento tan solo pudo concurrir a la Escuela de la Patria en la provincia de San Juan, en 1816. El resto de su formación la realizó en forma autodidacta. Luego de un extenso y trascendente viaje a Europa, África y Estados Unidos, en el cual relevó los sistemas educativos vigentes, volcó sus ideas en “De la educación popular” (1849), obra fundacional de las ideas que posteriormente implementaría como medidas de gobierno.
El servidor público
Luego de rechazar dos cargos como diputado en Buenos Aires, inició su carrera política como Concejal en esa ciudad, en 1855. Nombrado Jefe del Departamento de Escuelas, habilitó nuevos edificios de enseñanza y redactó la importante publicación pedagógica “Anales de la Educación Común”.
Desde el periódico “El Nacional” esbozó iniciativas que daban cuenta de su imagen política, propuso el cercamiento de las estancias, la ocupación y distribución de las tierras públicas; la regulación de las aduanas, ferrocarriles e inmigración. En 1857, como Senador, propició el voto secreto y medidas de salubridad y circulación comercial.
En 1862, al llegar a San Juan como teniente coronel, enviado por el entonces Presidente Bartolomé Mitre para sofocar un levantamiento de caudillos, sus coprovincianos le ofrecieron el gobierno. Luego de la muerte del general Ángel “Chacho” Peñaloza (1863), Sarmiento decretó el estado de sitio sin solicitarlo al gobierno nacional, por lo que fue desaprobado y renunció a la gobernación en 1864. Durante ese período, sin embargo, dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que propiciaba la enseñanza primaria obligatoria.
El presidente Mitre le encomendó la misión de Ministro plenipotenciario en Estados Unidos. Allí residió tres años, en los que se vinculó con políticos, educadores, filántropos; fue invitado a dar conferencias en Nueva York y nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Michigan. Durante su viaje a los Estados Unidos, lo fascinaron las transformaciones geográficas, la extensión de las comunicaciones, los ferrocarriles, la incursión hacia el oeste inhóspito. Relacionó esos cambios con los aspectos materiales necesarios para la conformación de una república democrática e igualitaria. Ese viaje, sin duda, contribuyó a forjar su proyecto político para la naciente Argentina.
En 1868 triunfó su candidatura a la presidencia con la fórmula Sarmiento–Alsina. Durante su presidencia (1868–1874) se fundaron unas 800 escuelas, impulsándose la educación pública y estimulándose la cultura. También durante ese período se fundaron la Academia Nacional de Ciencias, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el Colegio Militar, el Liceo Naval y el Observatorio Astronómico.
Sarmiento ordenó la realización del primer censo escolar y sancionó la ley de subvenciones escolares. Para Sarmiento, educar era un nuevo modo de establecer vínculos con el naciente Estado, y de habitar el espacio público.
Asimismo, en 1869 realizó el primer Censo Nacional, y a los fines de eliminar el analfabetismo y la pobreza en la que estaba sumido un alto porcentaje de la población, incentivó la inmigración europea, con la convicción que esto sería decisivo para el desarrollo industrial y cultural de nuestra Nación.
En 1870 se creó la Comisión protectora de bibliotecas populares con la promulgación de la Ley N° 419, que propició el propio Sarmiento. Designó entonces la edificación de más de 100 bibliotecas populares.
Luego de su presidencia, como Senador de la Nación (hasta 1875) y Director General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires (1881), se ocupó de la inmigración y la enseñanza laica. Defendió la educación de la mujer a la par del hombre, y mantuvo amistad con Juana Manso, a quien consideró la única persona en América Latina que había interpretado su plan de educación.
Durante la presidencia de Roca fue Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación, y fue uno de los principales propulsores de la Ley N° 1420, que estableció la enseñanza primaria gratuita, obligatoria, pública y laica.
El Masón
Sarmiento fue iniciado en la Logia “Unión Fraternal” de Valparaíso, Chile, el 31 de julio de 1854, y poco tiempo después fundó la Logia “Unión del Plata” Nº 1 de la Argentina, de la que fue su primer Orador (fiscalizador y representante de la ley masónica en toda Logia).
Cuando en 1864, cuatro años después de haber recibido el Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, fue designado embajador argentino ante los Estados Unidos, el gobierno masónico le otorgó la representación de la Masonería Argentina ante las Grandes Logias y Supremos Consejos del Exterior, con la facultad de celebrar tratados de amistad.
Esta posición le permitió a Sarmiento vincularse a grandes personalidades públicas masónicas, entre las que se destacó Andrew Jackson, vicepresidente y, luego del asesinato de Abraham Lincoln, presidente de ese país.
Mientras Sarmiento desarrollaba sus actividades en el exterior, en nuestro país comenzaba a agitarse el mundo político, ante la renovación presidencial que debía llevarse a cabo para el período 1868–1874. El diario “La Tribuna” lanzó entonces la candidatura de Sarmiento.
Llamado por el voto popular a ejercer la primera magistratura de la República, Sarmiento decidió alejarse de las prácticas de la Masonería mientras desempeñaba su cargo, pronunciando un discurso ponderando las virtudes masónicas.
“La libertad de conciencia es no sólo declarada piedra angular de nuestra Constitución, sino que es una de las más grandes conquistas de la especie humana. Digo más, la grande conquista por excelencia, pues de ella emana la emancipación del pensamiento que ha sometido las leyes de la creación al dominio del hombre.” (Domingo Faustino Sarmiento, 29/09/1868).
En 1874 regresó a las actividades masónicas, y el 18 de abril de 1882 se afilió a la Logia “Obediencia a la ley” Nº 13.
El 12 de mayo de 1882, Sarmiento asumió el cargo de Gran Maestre de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones, en fórmula con Leandro Alem, quien asumió el cargo de Pro Gran Maestre, quedando integrado el cuadro de autoridades por Domingo Faustino Sarmiento (grado 33); Dr. Leandro Alem (grado 18); Dr. Valentín Bianco (grado 30); Dr. Martín Beruti (grado 33); Dr. Aníbal Blossi (grado 18); Tcl Julio García (grado 18) y el Sr. Rosario Grande (grado 18).
Durante su asunción al cargo Sarmiento pronunció un discurso de alto valor doctrinario desde el punto de vista masónico, remarcando las virtudes que debe poseer un masón.
“De diversas formas de gobierno. El Masón prefiere en su pecho a aquella que más se acerca a su ideal de justicia, de igualdad, y perfección (…) trabaja incesantemente en perfeccionarse a sí mismo en la práctica de las virtudes masónicas, para que su ejemplo en la familia, en la sociedad, en el Estado una y mejore al pueblo y lo haga digno y capaz de merecer y conservar su libertad”. (Domingo Faustino Sarmiento, 12/05/1868)
El 11 de septiembre de 1888 Sarmiento falleció en Asunción, Paraguay, y sus restos fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires, diez días después. Ante su tumba, Carlos Pellegrini, Hermano Masón, hijo del ingeniero Carlos Enrique Pellegrini, quien construyó la sede actual de nuestra Institución, sintetizó: “Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América”.
La Masonería toda conmemora en este día el paso a la inmortalidad del Ilustre Hermano Domingo Faustino Sarmiento, cuya obra perenne anida en nuestra Nación.
Respetable Logia Libertad Creadora N° 57 — La Plata.